“Tengo la vida cogida del cuello y la llevo siempre conmigo, pocas veces se me escapa…”
Henry Rollins.
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Cuando se juntaron los Hard Ons con Henry Rollins para grabar el clásico de los AC/DC de Bon Scott Let There be Rock, las “fuerzas indómitas del Rock n´ Roll” se desataron sin remisión…
Se puede insistir así una y otra vez en que la vida es poco más que una cosa burguesita y meliflua, de horizontes pequeñitos donde todo a la postre se remite a la casita, la parejita, el trabajo, los niños y la aburridísima “felicidad”… Y se puede incluso dar una vuelta de turca a la ecuación compensando los tonos grises, con ridículos entretenimientos y hedonismos que no dejan de hacernos parecer gilipollas y cada vez más perdidos. Pero al final los hechos se imponen y nada de eso es verdad. La vida va en serio y su fuego no se puede escamotear aunque se construya una civilización entera alrededor de todas esas vaciedades. El auténtico “Espíritu del Rock” así lo sabe y así lo proclama, mostrándolo en ocasiones con deslumbrante y contagiosa claridad…
Así ocurre con la maravillosa versión que del clásico de AC/DC grabaron los Hard Ons con Henry Rollins. Una feroz descarga de fuerza y poderío, surgida de lo más hondo y más puro, que para todo aquel que no esté definitivamente emasculado, no puede ser sino fuente perenne de inspiración…
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A veces cumplir años tiene una significación especial…
Atrás quedan etapas que debían quedar atrás, y se cruzan líneas que encaminan como nunca antes, hacia donde debíamos marchar.
Son ocasiones para celebrar y para hacer de la celebración, marca indeleble de compromiso con nosotros mismos, y con la vida que queremos llevar.
Compromiso que nos hace fuertes y nos guía, y que nos permite reír con grandeza ante las estupideces del Mundo, y apretar los dientes orgullosamente, antes de arrojarnos con alegría a la batalla…
“Demostraba que era posible clavar una bandera rebelde en el corazón del asfalto (…) y hacer que se mantuviera erguida… si lo hacías con la suficiente magia e integridad personal. Si eras lo bastante poderoso podías ser diferente, podías ser tú mismo. Los que trabajaban de nueve a cinco, los convencionales, los niños de papa con pasta, tendrían que tragárselo. Podías ser quien eras y el resto tendrían que echarse atrás…”
Bruce Springsteen. Born to Run. Random House 2016.
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El legendarium del Rock n´ Roll tiene en la actitud irredenta e indomable uno de los pilares fundamentales de su mitología.
No es posible concebir el auténtico “Espíritu del Rock” si este se desarrolla en los lugares comunes de las aspiraciones y felicidad burguesas, o en el vivir sin brío, sin presencia de ánimo y sin cierta épica personal. Todo ello en una concepción de las cosas en la que la sociedad común y su gente, no son el lugar al que se quiera o necesite pertenecer, sino el mundo que por el contrario se quiere dejar atrás: por falaz e hipócrita, por vulgar y mediocre, por estúpido y gris. Por no tener verdadera actitud vital y reducir la existencia a lo más mundano y convencional, escamoteando el “fuego secreto” a los corazones que sueñan los “Romantic Dreams of Rock n´ Roll”…
Dicho esto, y dicho claro está muy a grosso modo, será patente para quien conozca su carrera, que Bruce Springsteen durante más o menos la primera década de su vida profesional como músico, se hizo abanderado de ese “No Surrender” rockero. Un “No Surrender” que brilló con luz especialmente viva en numerosísimas ocasiones y canciones en aquel tiempo y que a pesar de los años, es la esencia que le ha permitido mantenerse a lo largo de más de cuatro décadas, aun cuando posteriormente no siempre, ha vuelto a hacer brillar “la Llama” con la misma intensidad…
Él mismo parece de manera indirecta señalarlo así en su autobiografía, si bien serán sus fans más devotos, los que entendemos pueden realmente valorarlo; nosotros aquí no entraremos entonces en dicha cuestión y nos quedaremos así en cuando el “fuego secreto del Rock n´ Roll”, fue realmente suyo…
Es en ese momento cuando el “No Surrender” que venimos señalando, adquiere en sus canciones no solo la llamada romántica a una vida auténtica y verdadera, plena de anhelo de verdad y fuerza, sino también un aliento de resistencia, de no rendirse jamás, de no dejarse machacar por la vida y sus inevitables heridas, decepciones, flaquezas y pesadumbres; convirtiéndonos nosotros mismos, en “bastiones del espíritu indomable del Rock n´ Roll”.
Aun cuando el correr de los años inevitablemente nos gaste, marque y haga cicatrices, el mensaje será que esto no debe apagar nuestros corazones, no debe apagar nuestra Fe. No debe hacernos olvidar, que hicimos “un Juramento”…
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We made a promise we swore we’d always remember
No retreat, baby, no surrender
Like soldiers in the winter’s night with a vow to defend
No retreat, baby, No surrender
“Sin retroceder ni rendirse”…
Así canta Bruce Springsteen en No Surrender. Una de sus canciones más emblemáticas en la que nos habla de sueños juveniles que no caben en la escuela y que sin embargo, encuentran su latido en canciones de tres minutos…
Had to get away from those fools… Un mundo lleno de “tontos” que había que dejar atrás para empezar realmente a vivir, pero en el que pasados los años encuentras “young faces grow sad and old, and hearts of fire grow cold”: rostros jóvenes que ha crecido tristes y viejos, y corazones de fuego que se han enfriado…
La vida misma, tantas veces repetida en tantas personas a las que el correr de los años, “apaga el alma”… no así al protagonista de la canción que recuerda y afirma con vehemencia: “We swore blood brothers against the wind,
I’m ready to grow young again”.
Hermanos de sangre contra el viento… “Estoy listo para ser joven otra vez”.
La canción concluye con un tono más reflexivo: al caer la noche las luces en la calle se hacen tenues y las paredes del dormitorio pesan sobre el protagonista. Quizás ya no es cosa suya la “batalla de la vida”, quizás solo quiera quedarse dormido bajo cielos tranquilos, “with a wide open country in my heart, and these romantic dreams in my head”…
Pero hicimos una promesa…“juramos que siempre la recordaríamos”:
No retreat, baby, no surrender
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Solo es una canción, bien es verdad que es así, de un artista ya clásico de la cultura popular de nuestro tiempo, pero solo eso… una canción. Pero también ocurre a veces que sin pretenderlo, humildes expresiones de cultura popular contemporánea, sorprenden atisbando verdades perennes del Espíritu:
Para quien sabe discernir entre lo esencial y lo accesorio, entre lo importante y lo necesario, entre la libertad y la esclavitud; desesperar y rendirse carece de sentido…
La vida es tan corta, pasa tan rápido, es tan nada lo que de este mundo nos llevamos a la muerte, y puede sin embargo el alma humana brillar tanto antes de morir, que ciertamente no tiene ningún sentido “rendirse”.
No se viene a la vida a hacer cuenta en ese mundo de “fools” que el rock quiere dejar atrás. Ni las inevitables adversidades, errores y heridas de la vida, tienen verdadero poder sobre el fuego que anima los corazones despiertos. Ese fuego es al que se invoca en el “No Surrender” del auténtico rock, y ese sí es el argumento de la vida. Y nada ni nadie excepto nosotros mismos en nuestra ofuscación, estupidez o rendición, puede realmente apagarlo.
El vivir esa “Llama” es de lo que realmente va la existencia humana; por eso, para quien así lo sabe, independientemente de todo lo demás y sea cual sea la circunstancia, rendirse, no tiene lugar…
A los que así lo saben, así lo dicen y así lo cantan, dedicamos esta entrada.
El Popular 1 es algo más que un magazine de Cultura Rock… es una auténtica vivencia y a su vez crónica de lo más genuino y también en ocasiones alternativo de la música y cultura popular de nuestro tiempo. Una pequeña joya en forma de humilde revista que me precio seguir desde hace años.
En el especial que sacaron con motivo de su número 500 tuvimos la oportunidad y el honor de colaborar. Se nos pidió que escribiéramos una reseña personal e íntima de algún disco que hubiera sido especialmente significativo para nosotros. El escogido fue el mítico “Filosofem” de BURZUM. Hemos querido compartir dicha reseña en nuestro blog…
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When night falls, she cloaks the world in impenetrable darkness.
A chill rises from the soil and contaminates the air
suddenly… life has new meaning.
“Súbitamente… la vida adquiere un nuevo significado”.
Corría el año 1996, la cultura rock parecía haber quedado traumatizada por los desgarros rabiosos a la par que apesadumbrados del Grunge y su capítulo final, la muerte de Kurt Kobain. Pero desde una cárcel noruega, el hijo pródigo del Black Metal publicaba su disco y su canción más emblemática. Una consigna para mantenerse en pie llegada la Noche… “La oscuridad que cubre el Mundo será la ocasión propicia para un nuevo comienzo”.
El bosque, los árboles silenciosos, solemnes y sabios… los arroyos a sus pies y un cielo encapotado. Una luz final, inmortal y eterna tras el fuego y la tormenta. El Rock sería también una forja del alma para mantenerse en pie en un mundo en ruinas y cabalgar el tigre en un mundo donde Dios ha muerto… El Espíritu es Inmortal e Invencible. Seguir su llamada es el verdadero argumento de la vida…
Son muchas las cosas que pueden decirse sobre este disco, esta canción, Burzum y Varg Vikernes. Pero a mí personalmente me gusta vivirlo así…
En aquella época escuche incontables ocasiones está canción y este disco tan difícil como fascinante, con esas atmosferas oscuras y mágicas, es las que vagamente intuía una llamada a la Fuerza Interior. La vida burguesa apesta y un mundo sin Espíritu es triste y desolado, pero en dicha oscuridad subyace invulnerable la Llama Indeleble y el Fuego Secreto. La Raza del Espíritu hace revivir esa llama en su alma y ésta alumbra su camino. Más allá de la “leyenda y personaje de Varg Vikernes y Burzum”, ésta es a mí parecer la clave que puede aportar Filosofem y sobre todo su himno: Dunkelheit.
Así lo digo y así lo ofrezco a quien quiera reencontrarse con este clásico del Rock y el Metal. Allá donde la melancolía y el ánimo apesadumbrado pueden transmutarse en fuerza, dignidad y juramento de Sol Invictus y acero…