Empezamos el confinamiento pues…
Tiempo para leer, escribir, estudiar, entrenar, meditar, reflexionar; observar con la distancia que proporciona el confinamiento, nuestras propias vidas… y a través de redes y teléfonos, mantenernos en contacto y sentirnos unidos a amigos, familiares, conocidos y seres queridos. Compartir con ellos la experiencia.
Una experiencia colectiva y personal que todos recordaremos con los años. Algunos la pasaremos a solas, otros con la familia o la pareja. Algunos en un piso o chalet en una ciudad, pueblo o urbanización, otros en una casa apartada rodeada de campo.
Habrá que estar atento y observar… Cómo evolucionan los acontecimientos, cómo responde la gente, cómo nos acordaremos los unos de los otros, y cómo vendrán las cosas cuando esto pase. Será una oportunidad para quien la sepa gestionar para crecer en sabiduría, fuerza interior, honestidad y autenticidad.
Y antes del confinamiento, «el lobo y la princesa». Un arquetipo ancestral que hunde sus raíces en la metafísica del sexo.
Y al parecer el de los colmillos, soy yo…
DIARIO DE UN CONFINAMIENTO 1 por Gonzalo Rodríguez está licenciado bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.