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España - page 3

Identidad e Hispanidad

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Con motivo del día de la Hispanidad nos entrevistaron en el canal “Identidad Abierta”. Para conversar sobre la identidad española, su sentido y sus problemáticas.

En la misma, tratamos de dar con algunas de las claves capaces de sacarnos del marasmo que a dicho nivel, parece tener desnortado a nuestro país y a nuestra sociedad.

Es la cuestión radical. La cuestión raíz. Y habrá que volver a ella con otro podcast más adelante…

Valga por ahora este de adelanto.

Identidad e Hispanidad

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Historia de España para españoles del siglo XXI

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Historia de España para españoles del siglo XXI

Los españoles afrontan en esta década del 2020 el mayor desafío político de su historia reciente, esto es: la continuidad histórico política de España, o su desmantelamiento y reconfiguración en la España balcanizada del derecho de auto determinación y la “República confederal de los pueblos de Iberia”. Esta “Anti-España” que enarbola la bandera del “Finis Hispaniae” no es cuestión menor, y su narrativa o “story telling”, ha llegado a ser hegemónica en sectores importantes de la ciudadanía. Tanto dentro del secesioniso catalán o vasco, como en amplios sectores de la izquierda. Sin embargo, su aparente éxito y penetración en la sociedad, no la convierte necesariamente en una narrativa cierta y verdadera; y a poco que se observe con objetividad, se demuestra como en realidad su esencia es interesada, faláz e ideologizada. Y por ende, no consecuente y leal con la verdad de las cosas. Con la verdad de Cataluña y Vascongadas, y claro está, con la verdad de España.

Es por eso que más allá del debate izquierda/derecha se impone reencontrarnos con una visión de la Historia de España leal y consecuente con nuestra realidad histórico política, antropológica, etnológica e identitaria. Un reencuentro que sirva para poner en valor en la conciencia de los españoles del siglo XXI una narración sobre sí mismo y su nación, que sea impermeable a la manipulación y endofobia del “Finis Hispaniae”, y de contestación al discurso subversivo y disruptivo que desde el secesionismo y sus coriferos se pretende imponer.

De todo ello hablamos en esta conferencia. Impartida en las XIV “Jornadas de la Disidencia”. 

 

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LA GRACIA SUFICIENTE Y LA VIA DEL HÉROE

en España/Espiritualidad por
LA GRACIA SUFICIENTE Y LA VÍA DEL HÉROE PARA LA FORJA

«No habrá un Dios que combata por aquellos que no estén en armas”

La editorial Eas publicó el breve e interesantísimo ensayo del tradicionalista Eduard Alcántara sobre la cuestión del fatalismo en la cosmovisión de la espiritualidad activa; tal como ésta queda formulada en la obra del maestro Julius Evola. El resultado es una obra tan concisa como clara en la que los andamiajes fundamentales de la Tradición Perenne, en su sentido más elevado, quedan subrayados y explicados. Tuvimos la suerte y el honor de prologar la obra y ahora recogemos dicho prólogo desde nuestro blog para compartirlo también desde nuestras redes.

“No existirá una condición externa en la cual no se pueda sin embargo estar activos”

En términos propios de la tradición española y haciéndonos eco de lo más elevado del pensamiento filosófico y teológico español del Siglo de Oro, diríamos que en lo que Alcántara ha recogido al tratar la cuestión de Evola y el fatalismo, se estaría señalando la problemática de lo que los escolásticos españoles llamaron el principio de “Gracia suficiente”…

La realidad de las posibilidades humanas para la “salvación” más allá de todo condicionamiento externo o interno; del  Mundo y el tiempo en el que se viva y de las propias miserias y debilidades del alma. El Hombre más allá de todo ello, más allá de todo designio de apariencia fatal, podría siempre y conforme a dicha “gracia suficiente y eficiente” y si sigue la ardua vía correspondiente, “salvarse”. Dicho esto conforme a la terminología propia del catolicismo si bien como veremos, no será la única que pueda señalarnos en esta dirección.

En cualquier caso debemos subrayar que lo se entra a considerar aquí, no es una cuestión menor, por erudita o extemporánea que pueda resultar a quien sea lego en temas de Espíritu y tradición sapiencial; pues en ella se cifra ciertamente el argumento mismo de la vida humana. Siendo entonces que a partir de ahí será posible saber del sentido o “sin sentido” de una época. También comprender el proceso histórico del nihilismo y el antídoto para éste…

En este sentido y conforme a la Tradición, entendida ésta en su sentido más perenne y supra histórico, el dilema y prueba del Hombre en el Mundo, ha sido siempre el mismo: Libertad o alienación… Esto es, la posibilidad de conforme a la presencia en el alma humana de la chispa misma del Espíritu y de la posibilidad de actualizar ésta y hacerla “Luz de lo Alto” en nosotros, llegar a conquistarnos, ser gobernantes de nosotros mismos y abrirnos las puertas a la Trascendencia. En frente y por el contrario, la negación de dicha chispa o de la posibilidad de su actualización, y la consideración del Hombre como un ser fatalmente condicionado y alienado  que nada puede frente a un horizonte de Trascendencia y conquista espiritual de su alma. Hombre al que entonces  sólo quedará o la “sumisión a la palabra revelada”, o la vida de espaldas a la Trascendencia y entregada a la materia.

La idea que se plantea así es que el compuesto humano no sólo poseerá una dimensión psicofísica, sino que además poseerá una dimensión espiritual. Tendrá entonces cuerpo (physis) y alma (psyché), pero también Espíritu (nous). Siendo dicho Espíritu la parte más central y elevada del sujeto, el Atman del Sanatana Dharma, también el “Intelecto Superior” o “Logos Divino” del platonismo. Este Espíritu no será sino la presencia misma de la “Luz de lo Alto” dentro nosotros.

Ahora, estando dicha “chispa divina” en el centro mismo de nuestra alma, se encontrará sin embargo en estado latencia, como disminuida o lesionada por la “encarnación”. Como una potencia dormida a la espera de despertar y actualizarse. Siendo entonces que el argumento de la vida no será otro que dicha actualización.

De dicha actualización o despertar del Espíritu en el alma, dependerá nuestra verdadera libertad, nuestra moksha o “Liberación”. Pues ésta nos llevará interiormente más allá de los condicionamientos de nuestro soporte psicofísico, y abundará en una conquista interior y gobierno de sí, en el que la mirada lúcida y despierta, el alma serena e imperturbable, y el ánimo libre y descondicionado,   nos hará autarcas a los que nada ni nadie de este Mundo podrá alienar.

En términos propios del esoterismo, hablaríamos de la “espiritualización de la materia”, horizonte por excelencia del Hombre de la Tradición. Horizonte que supone una labor de acción interior que tendrá su correlato en la acción exterior, en el propio Mundo, en el ámbito de la “materialización de Espíritu”. Esto es, el Solve et Coagula del Hermetismo. Ambos movimientos, hacia dentro y hacia fuera, bajo el signo de los conceptos tradicionales de la Iniciación y el Imperio. La Iniciación como la acción interior para la realización del Espíritu en nuestra alma. El Imperio como la acción exterior para la realización del Espíritu en el Mundo.

Todo ello a lo largo de un proceso milenario que constituye la historia misma del Hombre y en la que ningún alejamiento, negación u olvido del Espíritu, deja éste inhabilitado. Pues la “vía del Héroe” para la restitución del Hombre nunca queda cerrada. Tampoco la de la “restauración” del Regnum, la de la Recuperatio Imperii.

Y decimos vía del Héroe porque es una vía activa, de acción interior y exterior, no pasiva o mística. Es una vía de lucha, de batalla espiritual por la conquista de sí y el “Retorno del Rey”. Lucha que requiere de nosotros tanto las virtudes el sabio, como las virtudes del guerrero. Una “vía del Héroe” porque “no existirá una condición externa en la cual no se pueda sin embargo estar activos”, “ni habrá un Dios que combata por aquellos que no estén en armas”.

La vía está así siempre abierta a pesar “de la entrada” en el espacio/tiempo y el olvido que del Espíritu esto supone; y es mediante la acción interior y exterior, “la Iniciación y el Imperio”, que dicha vía puede recorrerse, no quedando supeditados fatalmente a ningún resultado pre establecido. No estamos abocados a nada. Ni para bien, ni para mal. No llegará “la parusía” por sí misma si previamente no la traemos nosotros (“no habrá un Dios que combata por aquellos que no estén en armas”), ni estamos irremediablemente alienados frente al despliegue de un horizonte puramente material (“no existirá una condición externa en la cual no se pueda sin embargo estar activos”).

***

Todo esto que venimos comentando, no es ni mucho menos el ejercicio ocioso de un pensar metafísico. Es por el contrario la clave de bóveda de un sentido superior y verdadero de vida y de civilización, y siendo así, es lo más revolucionario que puede plantearse para los tiempos que estamos viviendo.

Volvamos entonces la mirada a ese Siglo de oro que mencionábamos al comenzar este breve texto. Tomemos el Imperio Español no como punto de llegada de nuestra búsqueda, sino como punto de partida. Y reparemos entonces en lo que ocurrió y a lo que se enfrentó…

En la sala de batallas del Escorial, a un lado España luchando contra la teocracia islámica, y al otro luchando contra la Europa de la subversión y la herejía protestante:

El Islam, que niega “gracia suficiente” en el alma humana como para que ésta pueda por sí misma llegar a Dios, y que aboca así al Hombre a la “sumisión” al “Libro Revelado”. Sumisión que obviamente será la puerta hacia el integrismo y los “fanáticos de Dios”: “¡sólo el Corán!”, todo lo demás es blasfemia…

Y los protestantes, cuyo fruto maduro será finalmente y por la vía de la misma negación, el abocar el Hombre al cultivo de la riqueza material como único horizonte de sentido: Ya que frente a Dios nada podemos ni saber ni merecer, pues nada de su gracia tenemos, que sea el mundo material y su riqueza el horizonte final con el que cifrar la virtud del alma. La negación de la “gracia suficiente” que conduce al integrismo y el fanatismo religioso en el mundo islámico, en Europa nos volcará de mano de los protestantes y su “salvación por la riqueza”, a la civilización más materialista y nihilista de la Historia.

Integrismo y materialismo hijos ambos así y paradójicamente, de la misma negación y nihilismo: la negación de la “Gracia suficiente y eficiente”. Gracia que por el contrario defendió la España Imperial y puso sobre el tapete de la Historia europea tanto frente a la teocracia islámica, como frente al horizonte de materialismo al que finalmente nos abocaron Lutero y Calvino. Y es que si hay “Gracia suficiente”, si el “Fuego Secreto” por disminuido o latente que esté, no puede apagarse, la “vía del Héroe” siempre está abierta. Aun en plena medianoche del Mundo… Y entonces el más alto designio de la “Raza del Espíritu” puede llevarse a cabo y ningún designio fatal, lo determina inexorablemente. No estamos abocados así ni a la sumisión religiosa, ni al mero materialismo. La “Liberación” es cosa que está en nuestra mano y no en manos de la “sumisión” a la “Revelación”, como tampoco es cosa tan alejada de nosotros que no quede sino dejarla atrás para zambullirnos en el mero desarrollo materialista de la vida humana. Ambas vías están así desnortadas y faltan a nuestra más alta posibilidad, aunque hoy día sigan sin embargo luchando por la conquista del Mundo… Ya lo hicieron cuando el Imperio Español se enfrento a ambas. Y aún cuando en la paz de Vestfalia aquel Imperio fue derrotado, su lección quedó sin embargo para ser recogida como testigo hispánico de la “Tradición Eterna”. Para algún día ser reencontrada, aprendida y puesta en valor por sus herederos, como punto de partida para un renovado Despertar.

Siendo así bien está que un libro como éste sirva para inspirar entonces una verdadera alternativa, y frente a todo fatalismo, la  “Gracia suficiente” y la “vía del Héroe”, sean puestas en el frontispicio de nuestra Revolución…

 

La escena que allí se recoge es realidad la batalla de san Quintín, contra la Francia subversiva que desde tiempos de las Guerras Italianas y después con Francisco I, no tiene reparo de favorecer incluso a los turcos, con tal de afirmar su deriva “nacionalista”. La ruptura así del ecúmene de la cristiandad medieval y el ideal de Imperio, a través tanto de la subversión protestante, como del ascenso de las naciones. Subversión protestante y nacional que irán de la mano en lo que después será la guerra de los 80 años en Flandes, el apoyo de la Inglaterra anglicana a los protestantismos continentales, y la guerra de los 30 años en Alemania.

La paz de Vestfalia  con la que se podrá fin a este largo proceso de “guerras civiles” europeas por la preponderancia católica o protestante (que será también por la preponderancia del Imperio o la nación), dará la victoria al bando de la subversión. Siendo entonces que el ideal de unidad religiosa y política quedará derrotado. La Christianitas que continuó el ideal de Imperium de la Romanitas y que tuvo en la Hispanitas uno de sus máximos valedores, perdía la guerra; Europa se encaminaba definitivamente hacia la Modernidad contemporanea.

Este proceso en el que España se agotó luchando denodadamente contra las fuerzas de la subversión, tuvo sus inicios tanto en las 95 tesis de Lutero, como en la Francia de las Guerras Italianas.

REGENERARSE O MORIR

en España por

“Para reconstruir un país, para regenerar una nación, hay que hacerlo también desde el orgullo de la propia historia o es imposible crecer otra vez. Imposible. Y esto no es ni de izquierdas ni de derechas, es de sentido común. Es de la verdad de las cosas. Lo contrario será ahondar cada vez más en la polarización, el recelo, la crispación y la auto destrucción”…

Encaramos una nueva década que será decisiva. España como sociedad tiene enfrente suyo el desafio improrrogable de repensarse a sí misma y decidir de una vez por todas si quiere darse por finiquitada y resetear su historia, o si por el contrario está determinada a sobrevivir. Bien claro está sobre la mesa cómo una parte menor pero no marginal de los españoles, no tiene problema en enarbolar la bandera del finis hispaniae. En frente a penas parece vislumbrarse una argumentación realmente sólida que ofrezca una respuesta. Y sin embargo, de esa repuesta y su solidez, depende en gran medida esa regeneración sin la cual la supervivencia se muestra harto problemática. Hacerse cargo de esta situación y afrontarla será así tarea inexcusable de los españoles de nuestro tiempo. Ponerse de perfil y dejar pasar el embite; un triste legado para las generaciones futuras… 

*

España necesita de manera perentoria reencontrarse con su propia Historia.  Narrarse a sí misma su propio recorrido histórico a lo largo de los siglos y darse cuenta de su realidad, identidad y mérito. España que no puede seguir siendo negada, relativizada o estigmatizada por los propios españoles. Para reconstruir un país, para regenerar una nación, hay que hacerlo también desde el orgullo de la propia historia o es imposible crecer otra vez. Imposible. Y esto no es ni de izquierdas ni de derechas, es de sentido común. Es de la verdad de las cosas. Lo contrario será ahondar cada vez más en la polarización, el recelo, la crispación y la auto destrucción…

Y es que en por distintas vías se ha erigido un discurso de abierta hostilidad a la propia idea de España, ya sea para negar su existencia histórica, ya sea para relativizar sus logros, episodios históricos reseñables e identidad, ya sea directamente para condenarla como nación fallida y tiránica que debe ser dejada atrás.

Y sin embargo no es así… No es cuestión de derechas o izquierdas, de políticas sociales o liberales, de los de arriba o de los de abajo, es cuestión de verdad o falsedad…Y es que resulta que es falso que España no tenga sustancialidad histórica, es falso que la suya no sea sino la historia de una oligarquía tiránica que desde antaño se sobrepone de modo déspota sobre unos “pueblos” adánicos llamados a la emancipación. Es falso que su larga singladura histórica pueda ser relativizada y desmontada para mostrarse entonces vana y sin enjundia. Es falso.

Nada de eso es verdad…

Toda esa ideología que ve a Cataluña o las Vascongadas como una realidad accesoria al resto de España, y a ésta como una suerte de nacionalismo castellano desbordado, déspota y oligárquico, cuya naturaleza de fondo es siempre lo tiránico y reaccionario, no deja de ser una reformulación decimonónica de la Leyenda Negra de los siglos XVI y XVII. Leyenda Negra que desde la segunda mitad del siglo XIX entrará en maridaje con la recién nacida ideología nacionalista, también con la subsiguiente subjetividad y emotividad del romanticismo, a lo que se sumará el fin del Imperio Hispánico, dando lugar todo ello a la aparición en diferentes regiones españolas, de la pulsión secesionista.

Pero esa pulsión, así como la subsiguiente endofobia, vestida  de exarcebación de las historias regionales y olvido o desprecio de la virtud de la unidad diversa y la diversidad unida, será una pulsión que no puede ser sostenida más que desde la ideología. Pues desde la historia, la antropología o la etnología, dicha pulsión no se sostiene. Podemos entender así cómo surge, pero no por ello dejar de señalar que no tiene fundamento suficiente.

Y es que desde la objetividad y ponderando las cosas con ecuanimidad, el horizonte y sentido que plantea el secesionismo, independientemente de su predicamento o poder de sugestión, resulta que no está enraizado en la verdad de las cosas; es decir, no tiene refrendo ni sustento en la realidad histórico política y antropológica de Cataluña o Vascongadas. Ni tampoco en la realidad histórico política y antropológica del resto de España…

España no es lo que dices los separatistas qué es. Tampoco lo es Cataluña, Vascongadas o Galicia. La narrativa secesionista simplemente no es cierta. España no es una tiranía secular perpetuada a lo largo de los siglos por una oligarquía castellano-céntrica de vocación laminadora de toda diferencia regional y portadora de una vis oscurantista que desde siempre ha lastrado el progreso de los “pueblos de Iberia”… Simplemente esta “caricatura”, que no creo que llegue ni a eso, es falsa… No es verdad. Y que una cosa sea verdad o no, no es cuestión menor…

Del mismo modo, que sectores relevantes de la izquierda hayan comprado este imaginario anti español, enarbolando tanto la narrativa negrolegendaria sobre el Imperio Hispánico, como las necedades, ridiculeces y estragos del españolismo franquista para justificarse, nos muestra cuan hondo es el problema. Pues la negación o relativización del valor  y virtud de España no nos llegará sólo desde un regionalismo degenerado en subversivo nacionalismo separatista, sino que también, nos llegará desde una izquierda que aún entrando en contradicción consigo misma, no tiene  reparo en revindicar el derecho de auto determinación. Y decimos contradicción consigo misma porque dicho derecho de auto determinación, supondrá abrir la puerta tanto a la ruptura de la unidad de reparto y distribución de la riqueza, como a la ruptura de la unidad de decisión, y dichas rupturas, por su propia articulación en torno al privilegio y la desigualdad, son contrarias a los principios de la izquierda.

Ahora, que dicho esto, la derecha neoliberal y tecnócrata, de conservadurismo fatuo y meramente burgués, de “marca España”, de economicismo desacomplejado donde las humanidades son una extravagancia para bohemios y diletantes y el patriotismo, una cosa puramente formal que poco sabe de la identidad y la justicia social, esa derecha, también es parte del problema… Y no podemos afrontar el desafio de la regeneración de España sin dejar atrás también las mediocridad espiritual de dicha derecha. Pues desde su paramentos de hecho, sólo se conseguirá seguir ahondando en el problema…

España fue un Regnum, en tiempos de los Godos, unos de los primeros de Europa, un Regnum Hispaniae que a modo de idea fuerza justificará y alentará a todos los reinos cristianos de España tras la invasión musulmana. De León a Navarra, de Portugal a los condes catalanes y Aragón. Y así se señala en la Historia General de España de Alfonso X el Sabio. Y así se señala en el Cantar de mío Cid, cuando se dice que los reyes de España descienden del héroe castellano porque sus hijas se casaron con reyes de Navarra y de Aragón. Y lo dice en lengua catalana Jaime I, cuando conquista Valencia y en su Libro de los Hechos,  afirma que la ciudad ha sido conquistada “para mayor honra de Dios y de España”.  Y así lo dice la cultura popular de la baja Edad Media, cuando en el romancero a la invasión islámica se la llama “la pérdida de España”. Y asi lo dice el propio Fernando el Católico, cuando tras conquistar Granada dice que por fin “se ha restaurado el reino pérdido de Toledo”. El antiguo Regnum Hispaniae de los Godos.

Y claro está que la organziación territorial y administrativa en el Medioevo y con los Austrias, fue mayormente confederal y descentralizada, como lo era por otra parte en casi toda Europa. Pues ese modelo confederal descentralizado es el modelo de raíces feudo vasallático propio de la Edad Media, no exclusivo de España. Y claro está que en la transición a la Modernidad y la reorganización centralista de la administración hubo guerra civil y enfrentamiento ideológico y territorial, pero en toda España, no sólo en Cataluña y Vascongadas; pero en toda Europa, no sólo en solar hispánico. Esa “guerra” es propia de todo el proceso europeo de desmantelamiento de las estructuras tradicionales de administración territorial para ser sustituidas por el modelo de la Modernidad. No es así cosa exclusiva y característica de España. No se puede justificar la vocación de secesión a partir de ahí y hablar alegremente de plurinacionalidad sin faltar a la comprensión de la Historia de Europa, los pueblos de España y sus procesos. Y es que una nación cultural no es una nación histórica y menos aún una nación raíz. Y España es la nación raíz y la nación histórica de todas sus naciones culturales, regiones y pueblos.

El secesionismo hace así sentimentalización romántica, análisis de parte, tergiversación y victimización, pero no habla de la verdad de la cosas. Habla de su ideología y a ésta la proyecta sobre la Historia, sobre España o sobre Cataluña, pero no se enraiza en la realidad más allá de la parte que le interesa. Es de este modo un problema ideológico, no histórico o antropológico. Un problema en el que el olvido de la propia historia y cultura común resultará en ocasiones entre lazarente y ridículo…

Cervantes ensalza las raíces de España en su “profecía del Duero” del Cerco de Numancia, y mismo patriotismo identitario destila Lope de Vega en La Dragontea, El asalto a Mastrich o Los españoles en Flandes, y lo mismo hará Calderón de la Barca en El sitio de Breda y por supuesto Quevedo en la España defendida. ¿Son todos ellos reaccionarios? ¿Al baul del olvido con sus obras por justificar a la nación tiránica, por justificar a la nación que no deberia existir?…

Lo hemos dicho al comenzar, Para reconstruir un país, para regenerar una nación, hay que hacerlo también desde el orgullo de la propia historia o es imposible crecer otra vez. Siendo así, ojalá que las futuras generaciones de españoles no sufran esa vivencia confusa, acomplejada, rabiosa y a veces inane de la propia españolidad que tanto podemos encontrar a día de hoy. Pues sólo quien se conoce a sí mismo puede afrontar los “desafíos del camino” y cumplir con su destino y eso, en gran medida, es el argumento de la Vida; y eso en gran medida en España, pasa por reencontrarnos con nuestra propia historia e identidad…

reconstruir un país, para regenerar una nación

LA HISPANIDAD Y EL IDEAL DEL CABALLERO

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Inspirados por uno de esos pensadores olvidados de la Tradición Hispánica como fue Manuel García Morente, hace ya unos años tratamos de sintetizar las claves espirituales, éticas y estéticas de la Hispanidad. El texto lo perdimos y no supimos de él durante años, pero providencialmente hace poco volvió a nosotros a través de un amigo que lo guardo durante este tiempo como fuente de esclarecimiento y motivación. Sin apenas retocarlo lo recuperamos ahora para “La Forja y la Espada”. En él y siguiendo las reflexiones e intuiciones del maestro García Morente, lo más esplendido de la antropología de lo Hispánico es revindicado como hoja de ruta para la forja interior de nuestra alma y brújula para nuetro actuar en el Mundo. Sea todo ello para que la consigna sapiencial de “llega a ser lo que estás llamado a ser”, pueda ser debidamente cumplida…

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1º-El modelo de Hombre:

La Hispanidad como proyecto histórico político se constituyó ante todo conforme a una idea determinada de Hombre. Esa idea de “Hombre”, de “Ser Humano”, es el eje axial del proyecto. Dicha idea es en esencia la siguiente: Solo conforme a un horizonte de Trascendencia, de Eternidad, puede entenderse la Dignidad radical de lo humano, y por ende su Libertad. Libertad que será entonces auténtica cuando se dirija y se esfuerce por la preeminencia del Espíritu.

2º-España como Estilo:

La premisa espiritual y ética del punto 1º, determina un estilo, una manera de estar y ser, siendo dicho estilo, lo que configura de manera determinante la verdadera Hispanidad. Su norma y sentido, así como su desviación y desdoro. Dicho estilo de lo auténticamente español, deberá ser nuestra brújula a la hora de configurar los mandamientos de las “Aspas de san Andrés”.

3º-El estilo del Caballero:

El símbolo que sintetiza la esencia de la Hispanidad, que sintetiza el estilo Español conforme a todo lo anterior, no podrá ser el estilo del hombre de negocios, del triunfador de la sociedad capitalista, del alto ejecutivo; tampoco podrá ser el estilo del agitador social, del revolucionario, del tribuno de la plebe; tampoco podrá ser el estilo del artista, ni el del filósofo, ni siquiera el del asceta o el santo. Y por supuesto mucho menos el del tendero, el del mercader. El estilo que determina la Hispanidad y que ha hecho los mejores momentos de nuestra historia, es el estilo del Caballero. Del “Caballero Español”; hecho de Hombría de Bien, Compostura y Decoro, Respeto de sí, Honor y Valor, Generosidad, Largueza, Claridad de Alma, Amistad… Elementos que configurando a dicho caballero, serán esenciales en nuestro proyecto.

4º-El Caballero Español:  

El caballero español en esencia se conforma de los siguientes elementos:

Grandeza contra Mezquindad:

Es decir, el dar sin dudar mayor valor a lo que se es, que a lo que se tiene. El caballero español cultiva la grandeza porque desprecia el apego grosero a las cosas, ya que su alma aspira a una Trascendencia y Libertad que no pueden reducirse a lo meramente terrenal. El Escorial por ejemplo, es pura “grandeza pobre”, grandeza austera de muebles castellanos y murallas de Ávila.

Arrojo contra timidez:

Valentía, paso al frente, gusto por mezclarse con la vida y con la gente, sin miedo a la muerte ni al peligro, ni a la pobreza o la escasez, ni a la aventura.  Por que lo que le sostiene es una idea, un ideal de sí, de su propia dignidad, dignidad frente a la cual la vida no es sino un viaje lleno de cosas efímeras de las que no puedes sino beber despreocupado, sin apego mundano, valiente y despreocupadamente…

Altivez contra servilismo:

Orgullo de su propio camino, de su “ley interior”, que es la única frente a la que responde. Porque se precia de ser más que de poseer, y mira con desdén todo lo que no es sino vano oropel, y todo lo que no es sino servil sometimiento a “la ley falsa del Oro”…

Más pálpito que cálculo:

¿Se imagina alguien a los Conquistadores calculando como vulgares “bussines men” las posibilidades reales de la conquista de Méjico o Perú?… El español no es así. El Caballero español no hace cuentas como un prestamista holandés, más bien le basta con que su corazón le mande ejecutar una acción, que su gusto por hacer su propio camino como ventura, le llame a hacer lo que cree que debe hacer. Obedeciendo los dictados de su Corazón sin dudar ni calcular.

Culto al Honor:

Es la estimación que el Caballero Español hace de la forja de su propia personalidad independientemente de lo mera y groseramente terrenal, lo que le lleva a un culto casi religioso por el Honor. Honor que en España se vive como afán y propósito de vivir sin tacha, de poder siendo rico o pobre, venturoso o miserable, mirar a cualquiera a los ojos y sostenerle la mirada. Por que nada, nada de nada, en el ámbito de la nobleza del alma, se le puede echar en cara.

Culto a la Personalidad:

El español se siente sujeto de la Historia Universal, no mero convidado de piedra. Sabe que el camino que se recorre en la existencia humana lo hacemos nosotros mismos con la ayuda de la Providencia, y que no somos así fruto de las fuerzas ciegas de la economía, la naturaleza, el fatalismo de unos dioses crueles, o el determinismo de un universo mecánico y racionalista. La personalidad se cultiva y se trabaja, y de ella se deriva nuestro andar por este mundo, no como inercia, sino como fruto maduro de nuestra búsqueda.

Vida pública y Vida privada:

El español prioriza aquello que ocurre en su vida privada, en la vida que se hace de relaciones de tú a tú, de persona real a persona real, sin notarías, comisarías ni urnas de por medio. En aquello que configura su universo de relaciones personales por palabra, compromiso, camaradería o rivalidad. Pero sin instituciones, contratos, abogados o políticos. Anteponiendo el Honor a la juridicidad, la convivencia real a la democracia y la burocracia.

Presencia de la Muerte:

El español vive en presencia de la Muerte, no la teme, tampoco la adora. Antes bien se acerca a ella con desafío, como prueba de que hay en su alma algo más que “mera vida”. La existencia terrena no es así sino tránsito y prueba, y la muerte el momento decisivo en el que demostrar que se vivió con Grandeza y sin apego. Con una dignidad irreductible al miedo a la muerte y el regodeo mundano.

Anhelo de Eternidad:

“Muero porque no muero”… El Caballero quisiera estar ya en la Gloria Eterna, si debe partir lo hace sin mirar atrás, como si supiera que la patria de su alma esta en los Cielos y que allí, habiendo demostrado que podía estar en esta vida sin olvidar las Alturas, se le espera… Siente así la necesidad de demostrarse a sí mismo que su Libertad, no se somete al apego terrenal, y que su Dignidad inalienable, es tal porque no es de “este Mundo”, sino del Otro.

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el caballero español, el entierro del conde de orgazaz

Del sobrio heroismo del Cantar de Mío Cid o el Poema de Fernán Gonzalez, a la serenidad frente a la muerte en el “Entierro del señor de Orgaz” o el respeto, elegancia y caballerosidad en “La rendición de Breda”. Del “honor es patrimonio del alma y el alma es sólo de Dios” de Calderón de la Barca, a san Juan de la Cruz cuando dice “Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada/ Para venir a poseerlo todo,no quieras poseer algo en nada”. De “la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el Mundo han sido” que decía fray Luis de León, a la escultura de Juan de Austria en su tumba en el Escorial. De Cervantes herido en Lepanto y preso en Argel, a don Quijote exclamando que “de lo que más necesitado está el Mundo es de Caballeros Andantes”…

Son sin número las referencias de la tradición española y especialmente durante el Siglo de Oro, de un ideal antropológico ético y estético que la Hispanidad hace suyo y ejemplifica de manera gráfica en la figura del “Caballero”. Caballero que de manera sintética hemos querido recoger aquí a partir de las enseñanzas de Manuel García Morente. Ciertamente dicho ideal parece haber querido ser olvidado o denigrado en la España cotemporánea y sin embargo, quienes así lo plantean y se afanan en ello lo hacen en vano, pues como una llamada guardada en el fondo del alma, el antiguo ideal vuelve a emerger hoy día entre jóvenes y no tan jóvenes, quizás está vez para ser reivindicado como un reencuentro con la propia identidad…

LA RENDICIÓN DE BREDA

El Imperio Español frente al Nihilismo Moderno

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¿Qué cosa fue el Imperio Español y qué significado tiene en la Historia de Europa? ¿Cuál era el fondo espiritual y ético que lo animaba? ¿Quiénes fueron sus enemigos y antagonistas y por qué? ¿Cuál la consecuencia de su derrota? Y sobre todo, más allá de su fin, qué luz pueden proyectar aún hoy día sobre el mundo contemporáneo para disipar la oscuridad nihilista de nuestro tiempo…

Conocer nuestra Historia ayuda a entender nuestra época, tanto en las luces que pudieron perderse en el camino y merece la pena actualizar, como en las sombras que pueden cernirse sobre nosotros y ofuscar nuestro camino.

Tomando entonces el Imperio Español y el Siglo de Oro como punto de partida que no de llegada, tratamos de ahondar en estas cuestiones encontrando aquí una palanca de dignidad y libertad, frente a la que todo el sin sentido y alienación moderna, se viene abajo como un castillo de naipes…

Ponencia impartida en las tertulias abiertas “Café para todos” de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

Alcazar de Toledo - El Imperio Español frente al Nihilismo Moderno

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LA CONSTITUCIÓN DEL 78 Y EL BARULLO TERRITORIAL

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constitución española

Constitución española. Artículo 2:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

Más allá de las ambigüedades del artículo que en la constitución del 78 recoge la cuestión territorial e indentitaria en España, salta a la vista para cualquiera que conozca la historia de este país (más allá de tergiversaciones y adulteraciones) que lo que los padres de la constitución dejaron aquí recogido, fue tanto una afirmación de la realidad histórico política de España, como un pacto por el reconocimiento de la diversidad de lo español.

Es decir, un pacto de afirmación de la unidad a cambio del reconocimiento de la diversidad. Un pacto de lealtad a la nación histórica y a la unidad de España, a cambio de un reconocimiento de la diversidad y heterogeneidad de la propia España: “Nacionalidades y regiones que la integran” con derecho a construir una autonomía política propia, siempre y cuando ésta se desarrolle en el marco de la unidad de la nación española, que sería la “patria común en indivisible”. Un pacto que efectivamente sería plasmación más o menos afinada, de la propia realidad histórico política y socio cultural de la nación Española. En el sentido de “Unidad en la diversidad y Diversidad en la unidad”. Sentido que es el más propio de la realidad de España y sus regiones y “nacionalidades”, y que insistimos, más allá de ambigüedades y limitaciones, es la manera más honesta y acorde a la realidad que nos podemos dar para entender el sentido territorial e identitario de lo español.

Siendo así, estos 40 años de la constitución del 78 dejan bien claro y sobre la mesa quien ha sido desleal a dicho pacto y realidad…

Jordi Solé Tura, ínclito representante del catalanismo de izquierdas y uno de los padres de la constitución de 1978, señala en su interesante libro “Nacionalidades y nacionalismos en España”, cómo fueron “comunistas y nacionalistas” (sic.) los que pelearon la inclusión del término “nacionalidades” en el artículo 2 de la constitución. Si bien dicho término de “nacionalidades” quedará sin definir dentro del propio texto constitucional, siendo entonces que su sentido deberá ser inferido a partir de la propia literalidad del artículo 2.

El término “nacionalidad” tal como se recoge en la constitución y en la medida en que viene precedido por la afirmación de que “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”, no podrá sino hacer referencia a aquellas regiones de España que a lo largo de los siglos, habrán mantenido una personalidad propia especialmente destacada y diferenciada. Personalidad que ateniéndonos a la propia historia de España, tendrá en el uso una lengua propia diferente del castellano uno de sus rasgos más distintivos. También en el hecho de haber conservado a lo largo del tiempo instituciones seculares de auto gobierno. Siendo esto, lo que las diferenciaría de las “meras” regiones.

En este sentido, en la medida en que el artículo 2 afirma el derecho a la autonomía de dichas “nacionalidades” distinguiéndolas a su vez de las regiones, pero recogiendo también para éstas el derecho a la autonomía, y todo ello tras afirmar y subrayar la “indisoluble unidad de la nación española”; nos conduce a que España no podrá organizarse territorialmente más que de una manera descentralizada. Con cierta jerarquía y diferencia en transmisión de competencias de acuerdo a esa distinción entre nacionalidades y regiones pero ¡ojo! Manteniéndose a lo largo de todo el proceso de descentralización la unidad de España: “patria común e indivisible de todos los españoles”.

Es decir, el principio de “Unidad en la diversidad y Diversidad en la unidad” que hemos señalado anteriormente, y que recogido de este modo en el artículo 2 de la constitución, no estará sino recogiendo la realidad histórico política y antropológica de España: Una y diversa.

Ahora… todo esto que puede resultar sólido y coherente no fue entendido así ni muchos menos por esos comunistas y nacionalistas que insistieron en incluir el término “nacionalidades” en el artículo 2.

Jordi Solé Tura, en el libro que hemos mencionado anteriormente, nos subraya cómo para estos “comunistas y nacionalistas”, la inclusión del término “nacionalidades” no fue entendido sino como una manera de incluir en el texto de la constitución, dos concepciones enfrentadas y auto excluyentes de España que a modo de empate, asentaban mediante el artículo 2, un nuevo terreno de juego en el que dirimir sus cuitas. Estas dos concepciones serían la de España como una nación única e indivisible; y la de España, como un conjunto de pueblos diversos o “nacionalidades” que eventualmente se unen o dejan de unirse…

A su entender, al entender de “comunistas y nacionalistas”, el pacto constitucional del 78 no sería sino un nuevo terreno de juego, que de acuerdo al susodicho marchamo constitucional, les dejaba las manos libres para legalmente, “hacer nación” dentro del propio marco jurídico español. Hacer nación catalana, hacer nación vasca, etc…

Es decir, tomar la constitución y su artículo 2, no como un punto de llegada que recogía la realidad territorial de España, sino como un nuevo punto de partida desde el que continuar “su lucha” contra la España “única e indivisible” y perseguir así la auto determinación.

A la vista está lo subversivo de dicha postura, pues para ella, el orden constitucional sólo tiene un valor instrumental y de tránsito hacia el objetivo que se han trazado. La constitución es una etapa más hacia el objetivo de la auto determinación. No es que entiendan a ésta como algo que pueda reformarse o actualizarse, sino como algo que un última instancia les debe permitir avanzar hacia la secesión. De hecho no tendrán reparo en deslegitimarla como “franquista” siempre que ésta ponga los medios para aún desarrollando las autonomías, mantener y defender sin embargo la unidad.

Y siendo así, salta a la vista no sólo lo subversivo del secesionismo en España. Si no también su deslealtad para con el pacto constitucional, que únicamente contemplan de una manera interesada. Pues en éste, aun cuando se afirma la unidad recogiéndose a su vez la diversidad y el auto gobierno, el separatismo considerará que nada de esto es suficiente y que dicho pacto sólo tiene un valor instrumental y de tránsito. De ante sala de la secesión. Pues sólo podrá atenderse a dicha diversidad de España mediante el reconocimiento del derecho de auto determinación. Y cualquier otra cosa, será considerada reaccionaria…

El separatismo plantea así y aún cuando la realidad es otra, que entre la idea de la España única que el artículo 2 deja a un lado al afirmar las “nacionalidades”, y la idea de España como una eventual unión de pueblos libres que igual que se unen se separan, no cabrá término medio. Aún cuando ese “término medio” es precisamente lo que queda consagrado en el artículo 2 de la constitución. Aún cuando ese “término medio” es precisamente lo que se ha desarrollado a través del estado autonómico y ha permitido los altos niveles de auto gobierno de Cataluña o el País Vasco. Aún cuando ese “término medio” no es sino reflejo de la propia realidad histórica y antropológica de España. Aún cuando ese “término medio” no es sino la plasmación del principio de “Unidad en la diversidad y Diversidad en la unidad” sin el cual, no se puede entender ni a España, ni a sus “nacionalidades”….

El principio de realidad y la verdad de las cosas, brillarán así por su ausencia en la propuesta del secesionismo.

Siendo de esta manera, no estará de más empezar a contemplar a los partidos secesionistas quizás no tanto como partido politicos, sino como grupos de interés subversivo que utilizan el marco jurídico español para la consecución de sus objetivos de parte. Objetivos que no son sino la propia finiquitación de España. Es tristísimo verlo así pero no conviene engañarse. Han utilizado el marco jurídico que nos dimos en el 78 para perseguir objetivos unilaterales que no atienden al bien común ni a la realidad de España, tampoco a la de Cataluña o el País Vasco. Objetivos que responden únicamente a su ideología aún cuando ésta esté en flagrantemente desacuerdo con la realidad de las cosas y curse con un horizonte claro de sedición.

No hay así pacto constitucional que valga para los secesionistas, éste sólo tiene valor en la medida en que responde a sus objetivos y les permite construir estructuras de país desde las que después abordar al estado, para forzar la auto determinación. Deslealtad así al acuerdo constitucional, intrumentalización interesada y unilateral de éste, y desde ahí subversión y sedición.

Y sí, por desgracia la izquierda “neocomunista”, los herederos de esos comunistas que junto a los nacionalistas pelearon por la inclusión del término “nacionalidades” en el artículo 2 de la constitución, son los que ahora ejercen de cómplices del separatismo blanqueando sus posturas y ejerciendo de caja de resonancia en el resto de España, de los argumentos del secesionismo. Y sin embargo, la concordia y la solidaridad entre españoles, de un sitio u otro; y la diversidad y unidad de España, están presentes en nuestro ordenamiento jurídico. Están recogidas en ese artículo 2          que venimos comentando, y esa izquierda complice del separatismo debería así revisar su postura. Pues es incoherente e injusta y sólo refleja sus complejos y cerrazón. Pero no la verdad de las cosas.

Es así que la ofuscación ideológica, los resentimientos históricos, la falta de lucidez y objetividad, la subjetivización del debate público, también hacen parte del trasfondo de esta problemática y hay que hacerse cargo de ello. Hay que argumentar con solidez para desmontar todo este embrollo y dejando las cosas claras, conducir al secesionismo a su lugar natural en España. Que no sería otro que el de la marginalidad e insignificancia política. Por desgracia mucho nos tememos que queda todavía mucho camino para llegar hasta ahí….

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EL ORÍGEN DEL HALLOWEEN Y SU PRESENCIA EN ESPAÑA

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La fiesta norteamericana del Halloween se está convirtiendo también y cada vez más, en una fiesta de nuestro calendario. Jóvenes y niños se unen entusiastas a este tipo de celebración siguiendo las pautas que han conocido a través del cine y la televisión. Y como no podría ser de otra manera surgirán también voces de quienes con cierto disgusto, se preguntarán qué pinta una fiesta como ésta en España…

En orden a aclarar un poco las cosas no estará de más tratar de comprender el origen de tan singular celebración, así como las posibles razones para quizás no lamentar su predicamento en nuestro país.

Pues si bien todavía es pronto para decir cuál será el recorrido cultural del Halloween en España; si será una moda pasajera o si se quedará como una fiesta más, mayormente vivida quizás en sus elementos más superficiales y espurios. También es verdad que quizás lo que tengamos por delante, sea una sana oportunidad de reencontrarnos con antiguas tradiciones españolas, y sepamos entonces, reelaborar nuestra propia manera de celebrar el “Halloween”…

EL ORÍGEN DEL HALLOWEEN Y SU PRESENCIA EN ESPAÑAConferencia impartida en la librería “La madriguera de papel”.

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DIEZ AÑOS QUE LO CAMBIARON TODO

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El sábado 15 de septiembre del 2018, se cumplen 10 años de la caída de Lehman Brothers y el inicio subsiguiente de la llamada Crisis del 2008.

el coloso de goya y la llamada Crisis del 2008Crisis que ha marcado nuestro tiempo y cuyas consecuencias seguimos viviendo a día de hoy. No es exagerado decir así que a partir de la caída de Lehman Brothers y estallido de la crisis, cambiamos de fase histórica. Una fase histórica que todavía hoy día estamos recorriendo y en la que a lo largo de los últimos diez años, han ido quedado sobre el tapete una serie de cartas que queramos o no, son la partida y el desafío que tenemos que jugar…

Muy someramente, sin entrar en detalle y como cosas que simplemente consideramos que en gran medida están a simple vista pasamos a enumerarlas. Aunque sólo sea para diez años después hacer balance y tomar conciencia del momento en el que estamos y lo que tenemos en frente…

1-Destaca en primer lugar la precarización de la clase media. Precarización que ha ido acompañada de un aumento inusitado de los “súper ricos”. Una llamada “aristocracia del dinero” que durante los últimos diez años se ha enriquecido exponencialmente mientras la clase media veía precarizados sus ingresos y condiciones laborales y de vida. Esta precarización de la clase media ahora mismo y tal como la tenemos en frente nuestro, parece haber llegado para quedarse. Como si fuera un rasgo ineludible de nuestra época que a corto y medio plazo no parece que vaya a cambiar.

2-Conforme se producía ese proceso de precarización del conjunto de la ciudadanía y las grandes fortunas sin embargo crecían, se han destapado sucesivamente nauseabundos casos de corrupción. Corrupción a nivel de partidos, comunidades autónomas, ayuntamientos, Casa Real… En partidos del separatismo, de la socialdemocracia, de la derecha liberal… Una corrupción que siendo así parecerá haber sido sistémica. Imbricada en la propia estructura política del país.

3-La indignación, la desafección, la búsqueda de alternativas habrá provocado la aparición de nuevos partidos políticos llamados “emergentes” que en teoría, habrían llegado para sanear y refrescar el status quo de la política española. Diez años después tanto de Ciudadanos como de Podemos, no podrá decirse que hayan puesto sobre la mesa una alternativa realmente novedosa… El primero se ofrece en gran medida como una variante más de la democracia liberal burguesa. El segundo como una suerte de “Izquierda Unida 2.0”. De izquierda “neo marxista” un paso más allá en la “escolástica de izquierdas” que el propio PSOE. Algo que ya existía en la oferta política española antes de la crisis del 2008 y que si bien se ofrece con un software realmente remozado, mantiene un hardware tan poco novedoso como el del resto de partidos.

4-También durante estos diez años habrá estallado el conflicto con el separatismo catalán. Aupado por las oportunidades de populismo, demagogia y sentimentalización de las adhesiones políticas que ofrecía la crisis, el separatismo en Cataluña ha sabido con tremenda habilidad poner su desafío sobre la mesa de manera continuada, fehaciente y con apoyo masivo que no mayoritario de la ciudadanía catalana. El resultado no puede ser hoy día más desalentador… Con Cataluña partida casi en dos en torno a dos posturas irreconciliables y enfrentadas y España misma abocada una situación de difícil solución de la que no parece pueda salirse, sin que alguna de las partes quede traumatizada.

5-Todo ello ha ido a caballo de una creciente sensación de hastío… De hastío hacia la clase política. Hacia el sistema; como de desafección, de agotamiento, de resentimiento… Traduciéndose en gran medida con la puesta en solfa del sistema del 78 y de los pactos de la Transición; así como con un revisitar interesadamente la Guerra Civil. Como si fuera una cuenta pendiente en la que supuestas afrentas e indignidades de hace más de 40 años, debieran ahora ser solventadas. Sosteniéndose en ocasiones un discurso de parte con “buenos y malos” que para más inri, pretende prolongarse a día de hoy. Como si las banderías de la Guerra Civil fueran la tramoya oculta de la política española actual, y todos pudiéramos ser sospechosos de “criptofranquistas”, o en su caso, de “frentepopulistas”. Esa misma polarización en torno a estas cuestiones de la Guerra Civil será un rasgo no menor de ese hastío, desafección y a su vez disfuncionalidad, de la política española actual. Dejando caer sobre la misma, una cierta sensación como de fin de ciclo. También quizás como de necesaria de catarsis colectiva…

6-Estos mismo puntos y procesos que venimos señalando y salvando las distancias, habrán tenido lugar conforme a su circunstancia concreta correspondiente, en la mayor parte de los países de nuestro entorno: El fenómeno Trump, el Brexit, el auge de los llamados partidos populistas y de “extrema derecha”, lo ocurrido en Grecia, en Italia, en Portugal, la Alemania de los “mini jobs”, la Rusia de Putin… Todo ello conforma escenarios diferentes pero mancomunados en el hecho de haberse desarrollado y gestado durante los últimos diez años, así como de suponer cada uno a su manera, un cambio de fase. Un cambio de fase que nos sitúa en un nuevo escenario histórico en el que los paradigmas que teníamos en frente nuestro hace poco más de diez años, hoy día estarían obsoletos…

7-Unido a todo lo anterior no podemos dejar de reseñar determinados fenómenos que en los últimos tiempos han alcanzado un punto inusitado de virulencia, poniéndose sobre la mesa como pruebas ineludibles con las que todos los países de un modo u otro, tienen que lidiar:

Estamos hablando del fenómeno de la inmigración masiva, de la inmigración ilegal, de la inmigración proveniente de fuera de Europa. De grupos humanos de antropología y etnología muy diferente a la europea, provenientes de países hundidos económicamente y en situación de miseria; y estamos hablando del problema de la integración y sostenibilidad de dichas masas de inmigrantes extra europeos en nuestro continente.

Y estamos hablando también del fenómeno del yihadismo. De la “Guerra Santa” trasladada al solar de Europa, muchas veces a través de esos mismos inmigrantes. En ocasiones con años e incluso generaciones de aparente integración y vida en países europeos. Y estamos hablando del correspondiente terrorismo atroz y sin escrúpulos que atenta contra gente inocente en un mercado navideño, en las Ramblas de Barcelona o entre los asistentes a un concierto de Rock… Todo ello en nombre de un nihilismo de vestiduras religiosas de corte fanático que no puede ni debe dejarse de estudiar. Como un fenómeno quizás especialmente significativo de las problemáticas de nuestra época y con el que vamos a tener que lidiar ineludiblemente.

Y también aquí hay que hacer referencia al cambio climático y la contaminación del medio ambiente. A los estragos que sobre el medio natural despliega reiteradamente el mundo moderno y que como amenaza de catástrofe apabullante, se ciernen sobre el conjunto del planeta, especialmente en el ámbito del calentamiento global. Amenaza que durante los últimos diez años parece haberse mostrado ya como evidencia incontestable así como problemática que desborda las posibilidades de respuesta de un sistema que por su propia lógica, está obligado a un crecimiento constante de difícil sostenibilidad.

Y hay que mencionar el auge de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Auge que ha tenido en los últimos diez años y a través mayormente de los smartphones, un desarrollo y expansión sin precedentes que nos acerca, sobre todo en las generaciones más jóvenes, a un auténtico cambio antropológico… Cambio en torno a la formación de las identidades personales, la sexualidad, el ocio, el trabajo, las adicciones, el consumo, el individualismo, el uso de la información, la música, el estudio, la atención consciente y las distracciones, la capacidad de análisis y la concentración, la pornografía, la pareja, la sociabilidad digital y sus trampas… Todo un universo nuevo que ha llegado para quedarse y del que todavía no somos del todo conscientes del cambio que puede llegar a suponer a casi todos los niveles.

Y ciertamente podríamos seguir y mencionar también elementos más episódicos pero significativos como el del estallido de la guerra en Siria, en Ucrania, la debacle del chavismo, el papel de China, de Corea del Norte… Pero todo ello sería muy profuso y escapa a nuestras posibilidades.

Si subrayamos entonces que todo esto que venimos comentando, se desarrollará en un Mundo cuyas herramientas intelectuales e ideológicas para hacerlo frente, parecerán seguir lastradas con paradigmas de un modelo de sociedad, cultura y civilización, que puede haber quedado atrás… Es decir, el liberalismo, el marxismo cultural, la socialdemocracia, los populismos, el nacionalismo… Serán todos ellos actores de nuestro tiempo y a su vez herederos o consecuencia del proyecto ilustrado de civilización. Siendo entonces que en todos ellos, se traslucirá la misma sospecha de falta de verdadera alternativa. De ausencia de un nuevo paradigma que sea capaz de hacerse cargo de la fase histórica en la que hemos entrado, toda vez que ésta, ha podido dejar obsoletos los horizontes de futuro que hasta ahora nos habíamos dado… Obviamente al aparente agotamiento del proyecto moderno e ilustrado de civilización y cultura que propone Occidente, no podrá contraponerse como alternativa, las “hordas de Gog y Magog” del integrismo religioso. Del islamismo hoy día, pero también de cualquier otra forma de fanatismo religioso que pudiera surgir. Por decirlo así, “los obsesos de Dios”, no podrán ser nunca la respuesta…

El panorama es así, a un lado y a otro de la línea de civilización, el de la decadencia. El agotamiento. El fin de ciclo. El interregno… El de un mundo que termina pero que todavía no anuncia qué será lo que puede venir después, qué nuevo horizonte de sentido podrá darse. Quedando entonces y mientras estemos así, como en suspenso. Mientras entorno nuestro, los efectos deletéreos de la decadencia, parecerán seguir avanzando…

8-En definitiva, “la promesa está agotada”… la promesa de prosperidad y bienestar que más a la izquierda o más a la derecha, se hizo a generaciones enteras durante los años 80, 90 e incluso 2000, de cómo sería la vida, del mundo que se iban a encontrar, de la sociedad a la que iban a pertenecer, de la civilización en la que estaban insertos, ha terminado… Quien crea que España y Europa se parecerán y serán continuación los próximos años, de aquello que conocieron en su infancia y primera juventud, deben darse cuenta cuanto antes, de que no será así… Se ha producido una fractura y un salto. Hemos entrado en una nueva fase histórica en la que además, al igual que se agotan las líneas de civilización por las que discurría hasta ahora el acontecer de Occidente, no surgen todavía nuevas líneas que señalen cual será el nuevo rumbo. Cuál será el siguiente paradigma u horizonte hacia el que mirará nuestra civilización. Es como si nos hubiéramos quedado en suspenso; con ideas, planteamientos e ideologías obsoletas, mientras en torno nuestro el escenario cambia radicalmente, sin desvelar aún un nuevo norte. Y mientras tanto la decadencia lo va corroyendo todo paulatinamente…

Surge así para toda una generación una sensación de nostalgia, de “buenos tiempos que no volverán” y de “recuerdos de lo que pudo ser y no fue”. También una sensación de generación perdida, de jóvenes, que ya van dejando de serlo, para los que las promesas rotas del cambio de ciclo, son especialmente próximas y lacerantes. Por ser los últimos que vivieron mirando a un horizonte que se deshizo frente a sus ojos, justo cuando estaban a punto de acercarse a él…

Pero también hay otras generaciones para las que este escenario de agotamiento y decadencia es lo único que conocen y nada saben del mundo previo que ahora ha quedado atrás. Es el Calling up the millennials que convoca a los más jóvenes a participar desde ya y cuanto antes en la necesaria regeneración. El do the hard things a través del cual puede darse la vuelta a la tortilla si unos y otros, los recién llegados y los “veteranos”, son capaces de hacer piña y ayudarse mutuamente “a cruzar al otro lado”…

Porque se impone la búsqueda de “otra cosa”. De un nuevo paradigma. De una “idea” realmente revolucionaria. De una ética, estética, estilo, camino, vía, planteamiento, discurso y espíritu, que sea realmente alternativo. Que esté liberado y descondicionado del nihilismo contemporáneo. Que muy al contrario se empodere en este interregno para hacerlo capítulo necesario y hasta querido para un nuevo resurgir. Una búsqueda de verdadera alternativa que se configura como la labor más importante a la que deben entregarse los intelectuales, pensadores y “guerreros espirituales” de nuestro tiempo. Pues no bastará con concebirla, reencontrarla y actualizarla sino que además, parece que será imprescindible poder también encarnarla

De ello precisamente, va la época que estamos viviendo…

El debate sobre España

en Blog/España por

El auge del independetismo en Cataluña pone sobre la mesa una de las problemáticas fundamentales de la España de nuestro tiempo. Problemática que no es otra que la de la propia dimensión identitaria de lo español y por ende el sentido y viabilidad de su proyecto político.

El debate sobre España se convierte así en una cuestión  fundamental a resolver y abordar en toda su profundidad.  Por desgracia mayormente desde las instituciones dicha profundidad y calado se está obviando, lo que contribuye a enquistar el problema y enfrentar el mismo faltos de la debida comprensión y altura de miras. 

Entender cuál es la realidad histórico política de España y desde ésta afrontar las derivas separatistas y “separadoras” que achacan la España actual, debe ser así parte principal de la reflexión y debate de nuestra época. Seguir poniéndonos de perfil o relativizando el peso de dicho debate y reflexión, no será sino abundar en los dislates que estamos viviendo e impedir que la adversidad y problemática que tenemos en frente nuestro, pueda ser realmente superada… 

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